MEMORIA HISTÓRICA
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Es una necesidad existencial salir al rescate
de la memoria histórica, sea en su dimensión colectiva como en su personal. Es
la fuerza que emerge del mundo inteligible de uno y se contrasta con el mundo
sensible, y con ellos la lucha constante entre la razón y el
afecto.
Aplicando esta premisa, a manera de ejemplo,
se ha hecho costumbre conmemorar cada año tal o cual hecho histórico, no
importando su dimensión, como que con un solo día al año se colmara el
reconocimiento de su significado e importancia que lleva consigo. Es preciso
entonces su replanteo, su conmemoración debe ser una renovación permanente, así
como rendir un juramento de fidelidad cada mañana, porque cada mañana, valga la
redundancia, brinda múltiples oportunidades para reiniciar una determinada
acción, no solo con mayor esmero, sino, sobre todo, cuidando el norte hacia
dónde se mira y se camina.
Por ejemplo, en la memoria histórica colectiva
se destacan, para este caso, dos hechos, el 07de agosto de 1813 se produjo el
ingreso triunfal de las fuerzas bolivarianas a
Caracas, tras vencer a las huestes realistas, así como el 07 de
agosto de 1819, otra fecha de gloria, las fuerzas patriotas,
lograron conquistar la independencia de Colombia, en la Batalla de
Boyacá. Estas dos fechas deben ser una renovación constante por las colectividades locales actuales,
aunque por su trascendencia debiera tener una connotación regional.
En su dimensión personal, la memoria
histórica, al igual que la colectiva, conlleva una importancia profundamente
significativa, cobra además un valor íntimamente humano, inevitablemente en
tiempo real. Verbigracia, un ciudadano de a pie, consumido por la nostalgia,
con ojos literalmente llorosos, me dijo hace poco, que para él los días
memorables son aquellos que lleva en su corazón, son aquellos que están
impregnados para siempre en su pensamiento. Recordarlos le generaba una
sensación extraordinariamente bella, inexplicable- sentenció - pero que se
sentía como viajar caminando por las
nubes rumbo al cielo. Realmente lo percibí guiado por el efecto que por la
razón. Terminó diciéndome que para él esos días de obligatorio revivir eran los
07, 12, 19 y 31, no sin antes de mostrar su tristeza que no todos los meses
tenían los 31 días, por lo que existiría algunos vacíos en su necesidad de incesante revivir y
renovación de las fechas inolvidables. Esos días-lo dijo con un leve suspiro al
cielo - tenían un correlato con un tiempo y un
espacio, los mismos estaban ya grabados en su corazón, y su pensamiento
no tenía sino la obligación de conservarlos celosamente hasta la meta final,
recrearía el tiempo en su ser profundo, y confluiría en dichos días de cada mes
en el lugar de permanente recordación. Un poco creíble, pero decidido, pude
observar en el brillo de sus ojos y su rostro alicaído, con ligera chispa de
luz dibujarse alrededor de sus mejillas, cuando acotó que estará allá cuan un
soldado de la libertad, llevando la bandera de la causa sublime, lo miré con
cierta incredulidad, pero comprendí inmediatamente que será así, cumplirá la
promesa dada, la promesa de renovación de la memoria histórica personal, es más,
mayor fue mi sorpresa cuando con voz
entrecortada dijo : juré construir la mejor historia... y se fue con paso
lento, aparentemente sin rumbo pero sabía lo que hacía.....
Continuará.... hay que hacer confluir y diferenciar
las dos memorias.